Desde muchos
lugares se ha hablado, a lo largo de la historia, de la
estructura bipolar del hombre, de esta especie de naturaleza pendular que
lo define. En realidad todo el universo está organizado en pares de fuerzas
antagónicas que se complementan, y la energía que esta oposición genera es la
responsable de que existan el movimiento y la vida.
… La tristeza y
la alegría, y algunas de sus formas exacerbadas, señalando que en realidad
estas dos manifestaciones están muy íntimamente relacionadas, y que las une una
misma condición emocional de origen. Así, la tristeza nace ante la pérdida o
ausencia de lo que se ama, y la alegría, ante su encuentro o su presencia, de
manera que es casi imposible pensar que el sufrimiento depresivo o el maníaco
pueden darse aislados. Por el contrario, todo hace presuponer, que, aun en las
manifestaciones más aparentemente unipolares, si se hace un exhaustivo y
profundo examen, se puede encontrar el polo aparentemente ausente, a veces como
síntoma corporal, a veces como patrón de conducta, a veces como un afecto
disfrazado.
Partimos,
entonces, de la idea de que no existe la depresión pura o la manía pura, sino
que siempre la oscilación entre ambos afectos está presente en modalidades más
o menos encubiertas. Sin embargo, hay personas en quienes el comportamiento
afectivo pendular está activo y está presente en carne viva con una fuerza y un
esplendor inequívocos. Es ahí donde
generalmente los terapeutas hablan del “sufrimiento
bipolar”, que expresa de una manera patética y paroxística los dramas más
íntimos de la historia de la persona que los padece.
La Textura de la Bipolaridad
El rasgo
característico de la
bipolaridad es, sin duda, su ciclicidad, el hecho de que quien la padece
está yendo constantemente de un polo a otro, circulando entre la manía y ls
depresión, entre la alegría y la tristeza. Esto implica la presencia de un
necesario grado de inestabilidad emocional, que es la condición que da la posibilidad
a la alternancia. Esta alternancia puede revestir varias formas…
Este artículo fue tomado originalmente del libro “La
Bipolaridad como Don”, Autor: Eduardo Horacio Grecco, Ediciones Continente,
Buenos Aires, Argentina, 7ª Edición 2011, Págs. 57-58.
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