El paciente bipolar bien podría hacer suyos estos versos de Miguel
Hernández: “Cuanto más me contemplo más
me aflijo” y plantearme – como lector – la misma pregunta angustiada con la
que continúa este poema: “… Cortar es dolor, ¿pero con qué tijeras?”.
Pues bien, en ese caso, le respondería que existen muchos
caminos terapéuticos posibles y complementarios que buscan el alivio y la
cura de la bipolaridad. En las tres últimas décadas ha crecido el número de
alternativas clínicas que procuran dar respuesta a la preocupación profesional
por encontrar instrumentos cada día más prácticos y eficaces de tratamiento. Pero lo importante no es cada una de esas
técnicas en sí mismas, sino el modo de comprender a la persona bipolar y su
mundo.
La situación de existir es, para el hombre, existir encarnado. Y si bien el
cuerpo representa un límite o facticidad, es al mismo tiempo el pivote de la
existencia. Del mismo modo que existir es ser cuerpo, existir también es
coexistir. Y en estos dos terrenos esenciales de la vida, el cuerpo y las
relaciones, el bipolar se encuentra mal parado. Vale la pena insistir en el
hecho de que las emociones se sienten en
el cuerpo y se descubren y aprenden en vínculos, de manera que hay toda una
línea de mutua interdependencia entre cuerpo-relaciones-emociones. Y cuando
las emociones son lo que son en el bipolar uno entiende por las cosas que
transita en el resto de su vida.
Los puntos esenciales de partida que deberían ser tomados en cuenta para el
tratamiento de una persona bipolar son, por lo menos, los siguientes:
Al
bipolar le falta un eje referencial interior: Hay que ayudarlo a que lo
construya.
Cuando
al bipolar se le pide que no oscile, entra en confusión y se le hace más
inestable.
La
bipolaridad exagerada está en el lugar de talentos no desarrollados.
La
bipolaridad exagerada está en el lugar de la falta de proyecto.
La
bipolaridad expresa una relación de amor tormentosa.
La
bipolaridad está inscripta en el cuerpo tanto como en el alma.
Cualquiera de las herramientas que vamos a mencionar a continuación
deberían tener en cuenta estas indicaciones fundamentales.
Nuestro interés es solo hacer una breve mención de cada una de ellas, ya
que se
trata de técnicas que requieren para su buen uso la prescripción de un
especialista. Basta estar enterado de que existen y luego recurrir, dada la
situación, a quien corresponda, o en caso de estar bajo tratamiento reclamar
por aquellas que nos parezcan necesarias de incorporar al plan de recuperación.
La vía psicofarmacológicaLa vía psicoterapéutica
La vía psicofarmacológicaLa vía psicoterapéutica
La
vía de la alimentación terapéutica
La
vía de las medicinas naturales farmacológicas
La
vía de la acupuntura o la digitopuntura
La
vía de las medicinas naturales no farmacéuticas
La
vía de la calidad de vida
La
vía de la autoayuda
Este artículo fue tomado originalmente del libro “La
Bipolaridad como Don”, Autor: Eduardo Horacio Grecco, Ediciones Continente,
Buenos Aires, Argentina, 7ª Edición 2011, Págs. 95-96.
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